lunes, 6 de julio de 2015

Vinos Pizzeros, el sabor que no imaginabas


A la hora de poner una porción de muzzarella en el plato los argentinos pensamos en cerveza. Error: no hay como un buen vino ligero para acompañarla. Y en esta nota lo explicamos.
Nota publicada hoy  por 

Para un argentino la pizza y la birra son una idea monolítica. Así lo construyó la publicidad, la vida cotidiana y el bolsillo. Sobran ejemplos: cuando se trata de salir por poca plata, una trasnoche pizzera con amigos hace que la cerveza y la muzzarella resulten un plan de ahorro eficaz. Sin embargo, a la hora de hablar de sabor, la pizza es un plato que va mejor con vinos. Y sobre eso hay tanta literatura escrita como manteles manchados que dan testimonio.

Pero a diferencia de la cerveza, la publicidad poco tiene que ver con la pizza y el vino, al menos en su acepción histórica. Es más bien un maridaje de ingredientes ligado con argamasa del tiempo. Y no hablamos de un tiempo remoto y bucólico: la pizza, más o menos como la conocemos hoy, es un invento napolitano de fines del siglo XVIII. Nápoles, la ciudad pobre y rica por antonomasia del sur de Italia, desarrolló un universo de venta ambulante en el que la pizza fría y sin queso era el alimento diario, si damos crédito al historiador John Dickie. Como en la ciudad entonces era más seguro beber vino que agua –el cólera fue el peor flagelo de la era moderna- desde sus comienzos la pizza se bajó con un trago de vino.
Y así, con los años, el maridaje fue evolucionando. Al fin y al cabo, la pizza es harina, levadura, aceite, tomate y mozzarella, ingredientes que son perfectos para la fruta y la acidez de los vinos. Funciona con la pasta. Funciona con cada ingrediente por separado. Pero así y todo los argentinos soñamos con la muza y el chop.  Ahora, la cerveza y la pizza son baratas respecto a la pizza y al vino. Pero… ¿cuánto más barato?
Depende. Los mejores vinos pizzeros no son los tintos con abundante madera ni los reserva o sobrios Malbec de alta gama. Por el contrario: un tinto ligero y frutado como un Bonarda rampante, un rosado con chispa o un blanco perfumado y fresco son perfectos.
Hay una razón más, todavía, para proponer al vino como el compañero ideal de la pizza: su frescura. En la trama helada del ácido tartárico –que es el ácido del vino– el pastiche que se arma entre mozzarella, el tomate caliente y la masa húmeda y esponjosa se disuelve con gracia y la boca queda limpia y enjuagada para el próximo bocado. Mejor incluso si se trata de un blanco aromático, como Sauvingon o Chardonnay, porque al destello de frescura le suma el frío de su temperatura.
Pero si lo que buscás es darte un gusto, sea con un delivery o bien haciendo un pizza en casa, elegí alguno de los vinos a continuación y verás que la cosa camba radicalmente. Y del precio, hablamos luego, cuando ya estés deslumbrado por el hallazgo.
Goyenechea Merlot Rosé 2014 ($53). Elaborado con Merlot de San Rafael, este vino destaca por su color guinda. Ágil, frutado y de buena frescura, este rosado es perfecto para acompañar desde mozzarellas a fugazzetas de media masa. El truco está en que ofrece un trazo muy levemente dulce, con lo que se convierte en un rosado de paladar universal. Como todo vino de su condición, es mejor beberlo frío, nunca helado.
Jean Rivier Rosé 2014 ($100). Los Rivier son especialistas en elaborar buenos blanco y rosados. El punto es que ellos son consumidores de estos vinos y entienden a la perfección su uso. Entre ellos, destaca este rosé por su buen perfume y boca entre amplia y de acidez chispeante, secreto para acompañar bien los aromas intensos de una napolitana con abundante ajo y tomates quemantes. Mejor es beberlo frío, con una frapera a mano para sostenerlo a temperatura.
Amalaya Rosé 2014 ($90). Elaborado con Salta con un blend de uvas tintas, de las que con una sutil prensada se obtienen su delicado color salmón, ofrece un perfil moderno incluso entre rosados modernos. De aromas punzantes y bien marcados, el dato clave está en su boca seca y tersa, de frescura lograda. Combinará muy bien con todo tipo de pizzas, en especial las de rúcula o espinaca que está de moda entre las pizzerías napolitanas de la ciudad, como Siamo Nel Forno.
Norton Sauvignon Blanc 2014 ($53). La bodega de Perdriel tiene largo expertise en la elaboración de vinos blancos y en Sauvignon en particular. Lo conciben como un vino aromáticamente tropical y de frescura lograda, que funciona muy bien con mariscos, claro, pero en particular con esas fugazzetas en las que la cebolla rehogada conserva la tensión de su sabor. Ni qué hablar de una clásica canchera con anchoas, de masa crocante, como la que sirven en Angelín.
Bodega Privada Colección Malbec 2013 ($60). Con un linda presentación y una mejor relación calidad precio, este Malbec de trazos vinosos en aromática y boca jovial y llena de sabor es un número puesto para las pizzas. Con un frescura ligeramente elevada al promedio de su categoría, le sumará una cuota de nervio a una buena muza, sea a la piedra o media masa. Para agendar.
Casarena Esencia 505 2013 ($74). A la hora de los tintos pizzeros, por suerte para el paladar en nuestro mercado viene ascendiendo un perfil de vinos con menos cuerpo y mayor frescura. Este ejemplar de Bodega Casarena sería buen caso. Combo de Malbec y Cabernet Sauvignon, aquí manda la textura suave y su marcado sabor de frutas rojas. Perfecto para acompañar una muza a la piedra pintada con oliva extra virgen, orégano y ají.
Durigutti Bonarda 2013 ($110). Si hay una virtud que tenga la Bonarda es precisamente la de ser un tinto pizzero. Más aún cuando se habla de ejemplares del este de Mendoza, frutados y especialmente ligeros. Durigutti es un caso emblemático, que destaca largamente por su suave y cordial paso. Frutado y expresivo, es un todo terreno a la hora de las pizzas clásicas. ¿El truco? Su moderada frescura que le baja intensidad a cualquier salsa de tomate.
Saurus Pinot Noir 2013 ($95). Los buenos Pinot son tintos pizzeros por excelencia, porque en su contenida expresión frutal, algo exótica, y en su boca de textura suave y sabor potente, se esconde el secreto de su buena combinación. En eso, la variedad es la más completa. El problema es que suelen ser caros. Excepción hecha de Saurus, que ofrece el pefil que uno espera a un precio moderado para la variedad. Buscalo.
Padrillos Pinot Noir 2013 ($115). Otro Noir con condición perfecta para el maridaje pizzero es este vino de Ernesto Catena Vineyard. Con una etiqueta bien vistosa, además, vestirás la mesa para la vista de todos. Ligero al tacto, de moderada acidez y una textura tersa y apenas rugosa, este vino es candidato a las pizzas con diversos quesos y mozzarellas, porque barrerá bien con esas grasas, aunque también va con una fugazzeta rellena. Cuánto mejor si son a la piedra.
Vía Revolucionaria Bonarda Pura 2013 ($105). Elaborado por el  enólogo Matías Michelini, este vinos es una rareza que cumple el canon pizzero pero no vinero, con poca estructura, mucha ligereza y bajo alcohol (11,5%). Por su condición curiosa, marcada por el cuerpo delgado, funciona muy bien para la comida, ya que no atosiga al paladar. De frescura chispeante y con intensidad de sabor, avanza sobre casi cualquier tipo de pizzas, mejor con una muzarella. No es fácil de conseguir. Pero conviene probar.
Joaquín Hidalgo
Fuente: http://www.vinomanos.com/2015/06/vinos-pizzeros-el-sabor-que-no-imaginabas/

lunes, 18 de noviembre de 2013

Loca carrera para hallar la mejor pizza de la avenida Corrientes

300 personas recorrieron 50 cuadras y ocho pizzerías. Ganó la muzza al corte de Güerrin.

Por MARIANA ROLANDI PERANDONES



Sin entrenamiento, sin zapatillas, sin sponsors de la vida sana. 

Para este maratón sólo se necesitaba ser fan de la muzzarela, tener ganas de divertirse con amigos y disfrutar de una larga caminata por Buenos Aires. Con este espíritu, fueron más de 300 comedores de pizza los  que se sumaron a la Muza5k.
El objetivo era claro: recorrer más de 50 cuadras de la calle Corrientes y ocho pizzerías en busca de la mejor muzzarela al corte. El moscato y la cerveza, apuntalaban la misión. Las redes sociales lograron que en el arranque, a las 18 del sábado, se juntaran en “El Imperio” de Lacroze unas 80 personas. Con corte de piolín blanco, Joaquín Hidalgo, periodista e ideólogo de la Muza5k, abrió la movida.
La idea nació hace un año. Tres amigos –Hidalgo, Martín Auzmendi y Franco Antolini– discutían sobre cuál era la mejor pizza de toda la avenida Corrientes. Como no llegaron a un acuerdo, decidieron recorrerlas todas. En septiembre de 2012, largaron el #Muza5k a las redes sociales, la hicieron y se divirtieron mucho. Pero esta vez, fue “una locura”, como ellos mismos contaban el sábado entre risas. Es que sólo en Twitter el hashtag tuvo más de 500 mil vistas y mucha repercusión también en Facebook.
Una hora y media después del inicio en Palermo, con paso por “La Continental”, ya eran 150 maratonistas en “El Trébol” de Villa Crespo. El barrio estaba revolucionado. “¿Vos entendés, mamá? ¡Van a estar toda la noche comiendo pizza, está buenísimo!”, le gritaba un nene de 10 años a su madre, quien con cara asombrada, zigzagueaba entre la gente con el cochecito de un bebé por Angel Gallardo. Pero entonces los vecinos empezaron a acercarse, alentados por el entusiasmo deportivo, y la pizzería dio la orden de porciones gratis. Aplauso general. A los minutos, sirvieron el moscato de Crotta, la bebida oficial de los 5k. Con la panza llena, aunque todavía faltaban horas de muzzarela, a la orden general de “a Kentucky”, se despejó el barrio.
Como si de peregrinación religiosa se tratara, los participantes se iban dando ánimos por la caminata. “¡Vamooooo la pizza!”, era el aullido de los fanáticos. Y así llegaron a la esquina de Billinghurst. “Muza5k explotó”, dijo Joaquín Hidalgo. Las pruebas de su afirmación estaban a la vista: la fila para esperar una porción daba vuelta la esquina y seguía hasta mitad de la otra cuadra.
Desde la década del 30, a las nueve y media de un sábado por la noche, “Güerrin” no puede más de gente. Exacta a esa hora, llegaron luego de largas 22 cuadras los comensales. Así que fue fila afuera, entraron de a cinco y salieron triunfantes con su porción. A la fiesta en la vereda se acercó en forma espontánea, como mucho de lo que sucedió esa noche, la banda “La familia de Ukeleles”. Música, pizza, moscato.
A la fiesta porteña no le faltaba nada.
A mitad de camino, “El trébol” venía liderando el podio: “Es crocante, al molde, pero no tiene tanta masa, muy buen queso”, resumía la DJ Ana. Pero la cata en “Güerrin” aportó nuevos resultados.
“Esta es la mejor”, afirmaba el grupo de Néstor, Martín y Alberto, solteros por una noche para encarar juntos la caminata. “El queso de esta pizza es increíble”, decía una parejita de 20 años, y asentía el resto que los rodeaba. Faltaban tres lugares más: “Banchero”, “Las Cuartetas” y “La Rey”, pero la ganadora ya se había asomado. Y así fue, poco antes de la medianoche, se coronó como la reina de la muzzarela al corte.


martes, 14 de mayo de 2013

Vinos pizzeros: Cómo son y cuáles probar



Por tradición y sabor, a la hora de comer a una "muza" no hay nada mejor que un buen vino.


Por Joaquín Hidalgo



A continuación, les contamos por qué y cuáles vinos conviene probar.



La pizza es cosa seria en Argentina. Un poco porque es una comida relativamente barata y al alcance de casi todos los bolsillos, y otro poco porque, en materia de harinas, quesos y tomates, nuestro país tiene productos de alto vuelo.



Pero hay muchos países que tienen las mismas condiciones y que no son devotos de la pizza. Aquí, sin embargo, cualquier día es bueno para ir a la pizzería del barrio con amigos y probar alguna de las muchas variedades: de media masa, a la piedra, calzones rellenos, con o sin fainá; y eso para no entrar en materia de sabores, como napolitana, mozzarella o cuatro quesos, por tomar nota de los clásicos nomás.



Cualquiera sea el caso, con nuestra pasión pizzera sorprende el error en el que incurrimos instintivamente los argentinos: la bebida para acompañarla. 



La tradición local indica que la cosa es con cerveza. 



Aunque la bebida perfecta para darle nervio a una rica pizza es el buen vino: tinto, rosado o blanco. 



Si no, hagan la prueba y nos cuentan.



La razón es técnica, si se quiere. Ingerir una bebida gaseosa fría junto a un plato caliente no es precisamente saludable. Y así, un poco por una empatía de precios –la pizza es barata, la cerveza también– los argentinos no hemos podido dar el paso que convierta a la pizza en una gloria. Salvo en compañía del Moscato, donde a la fecha las pizzerías son un canal vital para esta bebida, especialmente en las pizzerías históricas.



Pero no todos los vinos maridan bien con una "muza". Un tinto potente y con madera será la peor opción, porque no podrá refrescar nunca la boca ni la pizza contrapesar su potencia. Tintos frutados, suaves y ligeros, en cambio, ofrecerán el contraste ideal, lo mismo que blancos intensos y rosados de rica aromática. Y algunas pizzerías parecen haber tomado nota de este punto, porque comenzaron a incorporar vinos a la medida de sus propuestas.



Y si estás pensando en hacer unas ricas pizzas, ¿cuáles conviene comprar? A continuación una selección de tintos y rosados pizzeros, para levantarle piné a la clásica muza.



Goyenechea Rosé 2012 ($28). Ágil, frutado y de buena frescura, este rosado es perfecto para acompañar desde mozzarellas a fugazzetas de media masa. Como todo vino de su condición, es mejor beberlo frío, nunca helado.



Jean Rivier Rosé 2012 ($35). Destaca por su buen perfume y boca entre amplia y de acidez chispeante. Ahí está el secreto para acompañar bien los aromas intensos de una napolitana con abundante ajo y tomatas quemantes.



Amalaya Rosé 2012 ($49). De aromas punzantes y bien marcados, el truco de este vino está en su boca seca y tersa. Combinará muy bien con todo tipo de pizza, en especial las de rúcula o espinaca.



Casarena Esencia 505 2011 ($49). Blend ejemplar a la hora de las pizzas, aquí manda la textura suave y su marcado sabor de frutas rojas. Perfecto para acompañar una muza a la piedra pintada con oliva extra virgen, orégano y ají.



Durigutti Bonarda 2011 ($60). Tinto emblemático de la variedad, destaca largamente por su suave y cordial paso. Frutado y expresivo, es un todo terreno a la hora de las pizzas clásicas. ¿El truco? Su moderada frescura acompaña cualquier salsa de tomate.



Saurus Pinot Noir 2011 ($65). Los buenos Pinot son tintos pizzeros por excelencia, porque en su contenida expresión frutal, algo exótica, y en su boca de textura suave y sabor potente, se esconde el secreto de su buena combinación. Saurus no es la excepción.



Padrillos Pinot Noir 2011 ($70). Ligero al tacto, de moderada acidez y una textura tersa y apenas rugosa, este Pinot es candidato a las pizzas con diversos quesos y mozzarellas, aunque también va con una fugazzeta. Cuánto mejor si son a la piedra.



Inéditos Bonarda Pura 2012 ($100). Una rareza que cumple el canon pizzero pero no vinero, con poca estructura, mucha ligereza y bajo alcohol (11,5%). De ahí que resulte un tinto chispeante y de intensidad para avanzar sobre casi cualquier tipo de pizzas. No es fácil de conseguir. Pero conviene probar.







Nota del Editor del Blog: No se olviden de un buen Moscato

miércoles, 30 de enero de 2013

Cariló: Carta con pizzas de 200 pesos


Esta especialidad de El Totem, tal vez se trate de la pizza más cara de la Argentina. Mientras tanto la grande de muzzarella, en el mismo lugar, cotiza a 115 pesos.

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Mientras se discute si los precios de los lugares de veraneo fueron los que spantarin a los turista de los mismos en et stemprada, un comedor de Cariló ofrece la grande de muzzarella a 115 pesos, según un relevamiento del diario Crónica. “Pese al descomunal importe, el lugar siempre está repleto de gente. Pero “pese a los desorbitantes altos precios fijados para una comida popular, el lugar trabaja con gran cantidad de comensales”, asegura el diario.

Es el caso del restaurante El Totem, ubicado en Cariló, en la costa atlántica, donde cualquiera que se siente, se encontrará con descomunales precios para una comida muy popular entre los argentinos, las pizzas: Una muzzarella doble grande cuesta 115 pesos, mientras que por una que lleva salsa de tomate, muzzarella, jamón, tomates frescos en rodajas, palmitos, roquefort, cerezas, salsa golf y orégano se debe pagar casi 200 pesos
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Fuente: Gastronomiconet.com/Crónica

miércoles, 9 de enero de 2013

$ 500.000 a un mozo despedido


Una de las pizzerías más famosas debe pagarle $ 500.000 a un mozo despedido

El trabajador insultó a su jefe y lo despidieron. La Justicia falló contra Güerrin, que ahora deberá indemnizarlo.
Una tradicional pizzería porteña deberá indemnizar con casi medio millón de pesos a un mozo que hacía 35 años trabajaba en el local y fue despedido después de una discusión con un superior jerárquico en 2010, que incluyó insultos frente a los clientes.
La Sala Novena de la Cámara Laboral consideró "inadecuada" la sanción de despido y aunque reprochó la reacción del mozo consideró que en todos los años anteriores en que se había mantenido la relación laboral no había tenido nunca una sanción disciplinaria.
Según se desprende del fallo, el 5 de abril de 2010 el mozo Celso Argüello "se habría dirigido al señor Máximo Fernández -su superior jerárquico- utilizando insultos del tenor de los que se desprenden de las declaraciones", que la propia resolución califica como "irreproducibles".
La situación se habría originado en la "reticencia" del mozo "frente al pedido del encargado del local a fin que procediera a atender mesas que estaban sin atender".
"La reacción de aquél respecto de su superior jerárquico consistente en proferir indebidos insultos mediante expresiones que resultan irreproducibles para este acto procesal, todo lo cual, además, tuvo lugar frente a otros dependientes de la empresa y clientes de aquella, resulta un hecho de suma gravedad y reñido con el comportamiento que debe asumir el empleado dependiente", reconocieron los jueces Alvaro Balestrini y Roberto Pompa.
El tribunal valoró que "se trató de un trabajador que se desempeñó a las órdenes de la accionada por un período de casi 35 años, sin que hubiere sido pasible durante todo ese tiempo (al menos no ha sido acreditado en el caso) de sanciones disciplinarias o amonestaciones que pudieran operar, en el supuesto, como antecedentes desfavorables para aquél".
"En esta particular circunstancia, motivada principalmente en la extensión del vínculo laboral habido, la ausencia de antecedentes disciplinarios y sanciones anteriores del trabajador, operan -en mi opinión- como un atenuante a la hora de merituar la entidad de la inconducta analizada y su relevancia para justificar la máxima sanción", añadieron los jueces.
Para el tribunal, el mozo "bien pudo ser sancionado disponiendo una severa sanción como podría haber sido una suspensión por período prolongado y con el debido apercibimiento de proceder a aplicar una sanción superior, en caso de ocurrir un episodio similar en el futuro".
La Cámara condenó a la pizzería de la firma Güerrín a indemnizar al mozo con 465.128,02 pesos, más intereses a contar desde el momento de la ruptura laboral.


jueves, 13 de diciembre de 2012

Pizza para Celíacos


Una fórmula para preparar pizzas, pan y fideos aptos para ser consumidos por celíacos, fue elaborada por investigadores universitarios de Santa Fe y llegará al mercado a un costo menor al de productos similares que comercializan las empresas.


Se trata de una premezcla para hacer productos horneados, como pan y pizza, y otra para elaborar fideos, en ambos casos sin la presencia de trigo, avena, cebada y centeno (se la conoce como “sin TACC”), que dañan la salud de los celíacos. Y en cuanto al precio, la estimación es que los productos tendrán un costo de aproximadamente el 50 o el 60 por ciento del precio de productos equivalentes que se encuentran hoy en el mercado.



El ingeniero Hugo Sánchez, responsable del grupo de investigadores de la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), explicó que la empresa que comercializará el producto “logró en base a tecnología desarrollar una harina de arroz prácticamente impalpa
ble, que le da un toque de calidad muy interesante a los productos”.



“Antes conseguíamos una especie de sémola, pero de partículas grandes, lo que daba la impresión de estar masticando arena. Con esta harina, el pan es esponjoso y se parece en consistencia al pan de trigo, cuyas capacidades en ese aspecto son difíciles de reemplazar”, añadió.



Sánchez dijo que en las degustaciones del producto “los celíacos no encontraron ninguna diferencia de sabor respecto a los productos con TACC” y consideró que “es un producto agradable al gusto”. El investigador dijo que la fórmula de premezcla de pan y pizza está lista, informó que la premezcla para pastas “está en el 95 o 96 por ciento” de su proceso y anticipó que ahora se trabaja en el desarrollo de galletitas de agua.



El producto es el resultado de años de investigaciones, ya que se debieron hacer distintos ajustes para lograr un balance óptimo entre el sabor y la salud.