martes, 14 de mayo de 2013

Vinos pizzeros: Cómo son y cuáles probar



Por tradición y sabor, a la hora de comer a una "muza" no hay nada mejor que un buen vino.


Por Joaquín Hidalgo



A continuación, les contamos por qué y cuáles vinos conviene probar.



La pizza es cosa seria en Argentina. Un poco porque es una comida relativamente barata y al alcance de casi todos los bolsillos, y otro poco porque, en materia de harinas, quesos y tomates, nuestro país tiene productos de alto vuelo.



Pero hay muchos países que tienen las mismas condiciones y que no son devotos de la pizza. Aquí, sin embargo, cualquier día es bueno para ir a la pizzería del barrio con amigos y probar alguna de las muchas variedades: de media masa, a la piedra, calzones rellenos, con o sin fainá; y eso para no entrar en materia de sabores, como napolitana, mozzarella o cuatro quesos, por tomar nota de los clásicos nomás.



Cualquiera sea el caso, con nuestra pasión pizzera sorprende el error en el que incurrimos instintivamente los argentinos: la bebida para acompañarla. 



La tradición local indica que la cosa es con cerveza. 



Aunque la bebida perfecta para darle nervio a una rica pizza es el buen vino: tinto, rosado o blanco. 



Si no, hagan la prueba y nos cuentan.



La razón es técnica, si se quiere. Ingerir una bebida gaseosa fría junto a un plato caliente no es precisamente saludable. Y así, un poco por una empatía de precios –la pizza es barata, la cerveza también– los argentinos no hemos podido dar el paso que convierta a la pizza en una gloria. Salvo en compañía del Moscato, donde a la fecha las pizzerías son un canal vital para esta bebida, especialmente en las pizzerías históricas.



Pero no todos los vinos maridan bien con una "muza". Un tinto potente y con madera será la peor opción, porque no podrá refrescar nunca la boca ni la pizza contrapesar su potencia. Tintos frutados, suaves y ligeros, en cambio, ofrecerán el contraste ideal, lo mismo que blancos intensos y rosados de rica aromática. Y algunas pizzerías parecen haber tomado nota de este punto, porque comenzaron a incorporar vinos a la medida de sus propuestas.



Y si estás pensando en hacer unas ricas pizzas, ¿cuáles conviene comprar? A continuación una selección de tintos y rosados pizzeros, para levantarle piné a la clásica muza.



Goyenechea Rosé 2012 ($28). Ágil, frutado y de buena frescura, este rosado es perfecto para acompañar desde mozzarellas a fugazzetas de media masa. Como todo vino de su condición, es mejor beberlo frío, nunca helado.



Jean Rivier Rosé 2012 ($35). Destaca por su buen perfume y boca entre amplia y de acidez chispeante. Ahí está el secreto para acompañar bien los aromas intensos de una napolitana con abundante ajo y tomatas quemantes.



Amalaya Rosé 2012 ($49). De aromas punzantes y bien marcados, el truco de este vino está en su boca seca y tersa. Combinará muy bien con todo tipo de pizza, en especial las de rúcula o espinaca.



Casarena Esencia 505 2011 ($49). Blend ejemplar a la hora de las pizzas, aquí manda la textura suave y su marcado sabor de frutas rojas. Perfecto para acompañar una muza a la piedra pintada con oliva extra virgen, orégano y ají.



Durigutti Bonarda 2011 ($60). Tinto emblemático de la variedad, destaca largamente por su suave y cordial paso. Frutado y expresivo, es un todo terreno a la hora de las pizzas clásicas. ¿El truco? Su moderada frescura acompaña cualquier salsa de tomate.



Saurus Pinot Noir 2011 ($65). Los buenos Pinot son tintos pizzeros por excelencia, porque en su contenida expresión frutal, algo exótica, y en su boca de textura suave y sabor potente, se esconde el secreto de su buena combinación. Saurus no es la excepción.



Padrillos Pinot Noir 2011 ($70). Ligero al tacto, de moderada acidez y una textura tersa y apenas rugosa, este Pinot es candidato a las pizzas con diversos quesos y mozzarellas, aunque también va con una fugazzeta. Cuánto mejor si son a la piedra.



Inéditos Bonarda Pura 2012 ($100). Una rareza que cumple el canon pizzero pero no vinero, con poca estructura, mucha ligereza y bajo alcohol (11,5%). De ahí que resulte un tinto chispeante y de intensidad para avanzar sobre casi cualquier tipo de pizzas. No es fácil de conseguir. Pero conviene probar.







Nota del Editor del Blog: No se olviden de un buen Moscato

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